EL LUGAR MÁS INCÓMODO DE LA LITERATURA
por Emmanuelle Brío
Fue considerable el escándalo que se originó tras la publicación de El cementerio de Praga, ¿a qué se debe?, ¿qué situó a Umberto Eco, por fin, en el codiciado sitio? Se trata quizá del nacimiento de Simonini, protagonista de la novela, un varón sin decoro, indiferente a toda moral, detractor de Dios, enemigo de las religiones y en especial de los judíos.
¿Es El cementerio de Praga una novela antisemita? No. Y sería un necio quien lo afirme. Desde luego, no faltaron las críticas prejuiciosas, delimitadas intelectualmente y asentadas en argumentos simples. La novela nos sitúa sobre ciertos retazos de la humanidad, que nos encantaría negar, pero la historia es para revolcarnos en ella. El novelista nos dice: es así como se ha vivido, aunque nos duela (claro, no lo hace tan llanamente). La esencia misma de la estupidez nos ha constituido como especie; la bestialidad, la brutalidad y el odio, son los ingredientes esenciales del género humano, ¿por qué no plasmarlos?, ¿estamos obligados a pensar sólo en la parte hermosa de la vida? No. La vida no es del todo bella. Muchos novelistas se empeñan en hacer un retrato de las virtudes del hombre (escasas, aburridas e inconstantes). Para Umberto Eco, lo más apetitoso resulta ser el vicio, lo transgresor y lo profano. El autor nos regala una novela agresiva, idónea para sumergirnos en los nichos más obscuros de la humanidad. Nos advierte que somos: así de asquerosos, así de extraordinarios.
Tras la muerte de José Saramago, Eco ha pasado a ocupar, dignamente, el lugar más incómodo de la literatura. El cementerio de Praga ha llegado y, se está arriesgando a escalar pretendiendo las estrellas.
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